Primero: el lado bueno de la grasa
Primera revelación que acabará con algunos clichés muy arraigados: no habría vida si no existiera la grasa. Tu cuerpo necesita grasa para funcionar. Además, el tejido adiposo es inteligente; se trata de un órgano metabólico en constante actividad que, al igual que el cerebro o el sistema inmunológico, se comunica con el resto de tu organismo.
La grasa envía más de 400 señales al cuerpo. Tiene línea directa con el corazón, el hígado, el apetito, tu estado de ánimo y la fertilidad. Pero no toda la grasa se forma de la misma manera: hay de diferentes tipos, unos son beneficiosos y otros pueden ser muy dañinos.
Una investigación publicada el año pasado en la Nature Magazine descubrió que hasta la tercera parte de las personas consideradas obesas tienen un metabolismo que funciona a la perfección. Y, sin embargo, los delgados que almacenan un exceso de grasa visceral -la adherida a los órganos internos- corren peligro.
Por eso te traemos una solución: revisa esta guía para averiguar dónde almacenas tu grasa corporal, pon en práctica los ejercicios que te proponemos para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, Alzheimer e infertilidad; cárgate de energía y, además, te quitarás de encima un par de agujeros del cinturón. ¿Se puede pedir algo más?
A. Controla los lípidos
Si te pasas con las grasas hidrogenadas (piensa en las grasas animales, masas procesadas o papas fritas), tendrás más glóbulos grasos circulando por la sangre (colesterol y triglicéridos). Ambos son esenciales para todas las células de tu organismo pero, en exceso, se acumulan en las paredes de las arterias, formando una sustancia denominada placa, que ralentiza el flujo sanguíneo hacia el corazón e incrementa el riesgo de dolencias cardíacas.
B. Precauciones con el tronco inferior:
B1. El asesino que llevamos dentro
El exceso de grasa te puede condenar a padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso Alzheimer. Pero lo más alarmante es que ni siquiera hace falta que estés gordo para que corras estos peligros.
La grasa visceral asfixia a los órganos vitales y envía señales al metabolismo para que aumente la concentración de grasa en el hígado y el riego sanguíneo.
En periodos en los que comemos más de la cuenta, se desarrolla rápidamente. Un estudio danés descubrió que la gente que bebía un litro diario de refrescos de cola tenía un 23% más de grasa visceral y un 139% más de grasa hepática que quienes se decantaban por las bebidas sin azúcar.
B2. Transforma la grasa blanca en grasa ‘beige’
Una esperanzadora investigación publicada en la revista Nature Medicine demuestra que realizar ejercicio aeróbico de forma continuada consigue que la grasa blanca acabe copiando funciones de su compañera marrón. Es decir, se quema por sí misma.
Cuando haces ejercicio, tus músculos envían una señal a las células adiposas para que produzcan calor. Esa es la razón por la que el ejercicio ayuda a adelgazar.
B3. Menos peso
La grasa, en exceso, reduce tu testosterona y disminuye el riego sanguíneo del pene. Eso sí, investigaciones enThe Journal of Sexual Medicine descubrieron que los hombres con sobrepeso que perdían entre un 5 y 10% de grasa ganaban tanto deseo sexual como función eréctil. Es decir: todo se traduce en ventajas.
B4. La barriga no siempre es el problema (aunque igual es bueno despedirse de ella)
La grasa subcutánea -la capa que se extiende debajo de la piel- es inofensiva para la salud. Se acumula en diversas zonas del cuerpo, aunque los hombres tienden a hacerlo en la barriga. Lo más molesto es que es la más difícil de combatir, pero es un problema más estético que de salud. A continuación, te damos los mejores datos para hacerlo bien.
D. Estrategias para quemar la grasa:
La grasa es un depósito de energía y, precisamente, para hacer que desaparezca, debes quemarla. Existen algunas estrategias que dan mejores resultados en función de quién eres, qué tipo de grasa llevas encima y cómo se te da el deporte.
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