Marcos Hernández López: ¿Hacia dónde apunta la habilitante?

Marcos Hernández López: ¿Hacia dónde apunta la habilitante?

Tal vez el espíritu de Maximilien Robespierre, apodado “el Incorruptible” se le apareció a Maduro en sus sueños. Robespierre lideró el denominado “Reino del Terror”, durante el cual gobernó, de forma autocrática a Francia sumergiendo al país en un período de persecuciones políticas e incertidumbre generalizada y decidido a purificar a Francia de cualquier opositor a la revolución y justificando castigo máximo a los corruptos.

Haciendo una pequeña analogía, Nicolás Maduro aspira impulsar un proceso de reforma de las leyes y que, de ser necesario, endurecerá el texto constitucional para ir a una ofensiva a fondo contra la corrupción. El líder Chavista viene reiterando en sus discursos “No podemos bajar la guardia, nadie puede bajar la guardia, porque quienes conspiran contra la patria no bajan nunca la guardia”, Además, invita a los venezolanos a estar atentos a lo que se va a anunciar en los próximos días inclusive adelantando “Una putrefacción total desde el punto de vista humano y ético de los que dirigen la derecha venezolana”. Todo un discurso electoral y oportunista, estratégicamente apuntando 8/D, Maduro pierde apoyo popular según todas las mediciones y se dirige desesperadamente al pueblo cuando asegura: “Vamos a vacunar la democracia. Voy a pedir poderes habilitantes constitucionales, vamos a ver qué dice la burguesía. Es necesario, es una emergencia legislativa, nacional. Una emergencia popular, el pueblo combatiendo la corrupción”…

Para solicitar una ley habilitante el oficialismo necesita las tres quintas partes del Parlamento, es decir 99 diputados y actualmente tiene 98 asambleístas. Los tentáculos del poder se mueven en busca del deseado voto, hay poder del dinero que muchas veces todo lo puede, quien se atreve a saltar la talanquera por parte de los parlamentarios de la oposición. ¿Cuánto cuesta un Diputado?





El expresidente Chávez transitó en el poder durante casi 14 años bajo el auxilio de las leyes conocidas como habilitantes, que le permitieron dictar decretos con rango, valor y fuerza de ley sin que fuesen aprobados por la Asamblea Nacional, algo así como el Estado soy YO, la última vez que exigió dichos poderes utilizó el discurso de emergencia por las desencadenadas lluvias, año 2010. Pero toda ley habilitante pedida por los rojos trae su Maquiavelismo. Maduro modela la estrategia de su antecesor y jefe máximo que manipulo todos los poderes públicos con arbitrariedad para afianzar su revolución endógena y exógena.

Es contradictorio y hasta nos llena desconfianza, Venezuela cuenta con una ley anticorrupción, la Contraloría General de República, Ministerio Público y órganos auxiliares, son quienes tienen la misión de castigar este flagelo que está bien tramado en la cultura de la mayoría de los funcionarios públicos del régimen. Evidentemente, Maduro necesita de una habilitante para replantearse la construcción de su propia imagen como líder político y como jefe del PSUV. Desde que arribó Nicolás a Miraflores, ondea la bandera contra la corrupción, inclusive se ha atrevido a develar varios escándalos en las filas opositoras y en 50 personas vinculadas a su administración que han sido detenidas en operaciones contra la corrupción, aunque las capturas no han alcanzado a ningún ministro, gobernador o peso pesado del partido de gobierno.

Todo régimen autocrático tiene por filosofía levantar con muchos ruidos cruzadas contra la corrupción e iniciar persecuciones contra quienes piensan y actúan contra el gobierno. La habilitante no sólo combatiría la corrupción, se pudiera convertir en un instrumento legal para la persecución en caliente contra los opositores que administran dinero público.

Todo régimen autocrático tiene por filosofía levantar con muchos ruidos cruzadas contra la corrupción e iniciar persecuciones contra quienes piensan y actúan contra el gobierno. La habilitante no solo combatiría la corrupción, se pudiera convertir en un instrumento legal para la persecución en caliente contra los opositores que administran dinero público. Esta medida del presidente son efectista, lamentablemente hay que admitirlo a partir 1999 no solo emergió una revolución bolivariana, sino venía con ella de manera intrínseca la revolución de la corrupción, tan pronto muere Chávez aparece formalmente una Boliburguesía poderosa que saca sus bienes sin problema alguno y nadie le pregunta orígenes de sus fondos y manipulan los hilos del poder según sus intereses económicos sin tener en cuenta en sus acciones la ideología de izquierda o derecha.

Esta ley habilitante apunta con toda intencionalidad, en crear una matriz de opinión de un gobierno incorruptible, para esconder la crisis económica, los diversos casos de corrupción, PDVSA quebrada y sus finanzas comprometidas con gobiernos extranjeros, mala imagen presidencial y las profundas divisiones dentro del Gran Polo Patriótico y PSUV.

Director de la consultora Hernández Hercon
marcoshernándezló[email protected]
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