El presidente estadounidense Barack Obama regresa este domingo de sus vacaciones, con una agenda marcada por las crisis presupuestaria y la deuda.
AFP
Durante los ocho días que el mandatario pasó en la exclusiva isla Martha’s Vineyard (Massachusetts, noreste) junto a su familia, su única intervención formal estuvo destinada a la sangrienta represión de los manifestantes egipcios por parte de las fuerzas de seguridad.
Sin perder de vista el desarrollo de los acontecimientos en Egipto y además de un paréntesis internacional para asistir a la cumbre del G20 en Rusia a principios de setiembre, Obama deberá consagrarse a la política interna de aquí a octubre.
El Congreso, donde los republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes, deberá ponerse de acuerdo sobre los ingresos y gastos antes del comienzo del nuevo año fiscal el 1 de octubre.
Ante la falta de consenso, el Estado se verá obligado a cerrar sus servicios administrativos “no esenciales”. Desde que los republicanos reconquistaron la Cámara en 2011, sus diferencias con Obama en varias ocasiones estuvieron a punto de desatar una parálisis, evitada tras acuerdos de última hora.
Pero algunos republicanos ya amenazaron con no ceder esta vez, ya que en octubre debe entrar en funcionamiento una parte importante de la reforma de la salud, programa fundamental del mandatario.
Así, los estadounidenses sin cobertura de salud podrán inscribirse para obtener una. Los republicanos de la Cámara amenazaron con no votar un presupuesto que la financie.
Pero lo peor no está asegurado, según Thomas Mann, especialista del Congreso en el instituto Brookings. “Los republicanos tienen el mismo poder de presión que el autor de un atentado suicida” y se arriesgan a sufrir las consecuencias de un bloqueo en las próximas elecciones, declaró.
Austeridad todavía en vigor
“La idea de que se tenga que cerrar los servicios del Estado, a menos que se impida a 30 millones de personas tener acceso a cobertura de salud, es una mala idea”, advirtió el presidente, que partirá en caravana el jueves y viernes para defender su visión de la economía.
Obama propone suprimir vacíos fiscales para financiar las inversiones a favor de la clase media. Pero los republicanos no quieren escuchar de un nuevo plan de recuperación.
La incapacidad de los dos sectores políticos de alcanzar un acuerdo sobre los impuestos ya desató en marzo una cura de austeridad forzada, sinónimo de programas federales congelados y vacaciones sin sueldo.
La amenaza de una crisis presupuestaria aumenta con la necesidad de aumentar el techo de la deuda, también un tema para el Congreso. El Tesoro afirmó que sólo podrá funcionar con el límite actual hasta mediados de octubre.
El balance legislativo de Obama, ocho meses después del comienzo de su segundo mandato, es nulo, y la Casa Blanca espera que la Cámara siga los pasos del Senado aprobando una revisión profunda del sistema de inmigración.
Pero el tema también es espinoso para los republicanos, que tienen la atención puesta en las legislativas de noviembre 2014 y desconfían de medidas que aparentan una “amnistía” para los inmigrantes clandestinos. “Si la reforma de la inmigración fracasa, son los republicanos -no Obama- los que pagarán el costo político”, advirtió Mann.