Los elefantes tienen la reputación de no olvidarse nunca de un semejante, pero ello reposa únicamente en “pruebas anecdóticas”, destaca el autor del estudio, Jason Bruck, de la Universidad norteamericana de Chicago.
Bruck estudió el reconocimiento a largo plazo por los delfines de su característica personal, un silbido que actúa como una especie de nombre y que hace que cada individuo sea identificable por sus semejantes.
El biólogo intentó saber si el delfín mantenía en memoria la identificación de un semejante del que estuvo separado mucho tiempo.
Su estudio fue realizado con 43 delfines alojados en cuatro zoológicos o parques acuáticos distintos, incluyendo el zoo de Brookfield, cerca de Chicago. Esos seis lugares tienen la particularidad de haber intercambiado animales de los cuales conservaron datos precisos.
La experiencia consistió en hacer escuchar luego a los delfines las grabaciones de los silbidos de sus congéneres. Muestra cómo reaccionan más al oír los silbidos que les son conocidos, es decir los de los delfines con los cuales estuvieron en contacto años atrás.
“Cuando escuchan a un delfín que conocen, se acercan a menudo más rápido al altoparlante”, explicó Jason Bruck. “A veces dan vueltas alrededor, silban, intentan obtener una respuesta”, agregó.
Según el investigador, cuyos resultados fueron publicados por la revista Proceedings B de la Royal Society británica, el delfín muestra un nivel de reconocimiento “muy comparable a la memoria social del ser humano”. AFP