Capriles, un huésped incómodo

Capriles, un huésped incómodo

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Abraham Zamorano / BBC Mundo

Henrique Capriles vuelve esta semana a la escena internacional y, vista la polvareda que está levantando en Chile el mero anuncio de su visita, parece que se consolida, sí, pero como un huésped incómodo.

La controversia alrededor de Capriles, en cierto modo, lo que hace es pasear por el mundo el reflejo de la alta polarización venezolana, el “conmigo o contra mí” en que está planteada la política de su país.





Además, los gobiernos, por naturaleza, tienden a cuidarse de no inmiscuirse en asuntos internos de los otros. Y Capriles a lo que va es nada menos que a denunciar el supuesto fraude electoral del presidente Nicolás Maduro, cuya legitimidad no reconoce.

Por su parte, el gobierno venezolano, al tratar como afrenta golpista cualquier entrevista de una autoridad extranjera con el gobernador de Miranda, hace que su anfitrión sienta que al recibirlo se está posicionando en la polémica interna que vive el país petrolero.

Y así se lo están tomando en Chile quienes defienden recibirlo porque el chavismo no puede imponer sus reglas, quienes consideran un error diplomático fotografiarse con él y quienes van más allá y lo tachan de “antidemocrático y golpista”.

Sí, pero no en La Moneda

En Chile, la intención de Capriles es celebrar un encuentro con el presidente, Sebastián Piñera, y la candidata socialista a volver a la presidencia, Michelle Bachelet.

Piñera ya mostró su intención de recibirlo, aunque fuera del Palacio de La Moneda, lo que le ha valido críticas de todos lados. De la izquierda, por aceptarlo y de la derecha, por no recibirlo dentro de la sede presidencial.

El ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, aclaró que eso no significa un cambio respecto a su reconocimiento del resultado de las elecciones y a Maduro como presidente.

“La posición de Chile es que el gobierno de Venezuela es el que representa a Venezuela”, afirmó este miércoles.

Bachelet, por su parte, alegó lo apretado de su agenda para justificar que no va a encontrarse con Capriles.

Una de las razones por las que recibir a Capriles puede resultar tan incómodo es por el ambiente de fuerte división entre el oficialismo y la oposición que sigue viviendo su país.

Un ejemplo de eso está en que Capriles se refiere a Maduro como “el enchufado mayor” y el presidente no duda en llamar “asesino”, “fascista” o “golpista” al que fuera candidato derrotado tanto en los comicios del pasado octubre (por 11%) como en los de abril (1,49%).

Según el analista Carlos Luna, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la polémica que levanta el paso de Capriles por otros países no es más que “un reflejo de lo que está pasando en Venezuela”.

“Recibir a Capriles, en un ambiente de tanta polarización como el venezolano, significa estar alineado ‘con’ o ‘en contra’ del gobierno nacional. Con base en esa percepción, los Estados se cuidan mucho de aparecer en la foto con Capriles”, agregó Luna.

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