Los cuerpos de Roxana Pérez Bencomo, estudiante de Diseño Gráfico de 21 años, y de su novio atascaron la entrada de la casa 4 de la urbanización La Beatriz en Valera, estado Trujillo. Un hilo de sangre se coló por debajo de la puerta y delató el crimen.
Ella yacía boca abajo a medio metro de Jorge Luis Araujo, comerciante de 21 años. Le dispararon a traición. El proyectil entró por su occipital y le salió por la frente. El cadáver de él lo encontraron boca abajo, con un brazo extendido y otro cerca de su cabeza. Tenía una herida en la sien. Las posiciones de los cuerpos hicieron suponer a la Policía que “el occiso le disparó a su pareja y luego se suicidó”. Las razones una sola: la estudiante se fue para una fiesta y no lo invitó.
Los Pérez no se explican cómo llegó la joven a esa casa. Declararon a la prensa de Mérida que Roxana salió con unos amigos. El novio llegó a buscarla, sin querer le comentaron que ella no estaba y que había salido con unos compañeros de la universidad. El comerciante se enfureció, les exigió darles la dirección, pero ellos se negaron.
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