Adivina quién tiene mejor vida sexual… Los solteros o los casados (Excelente)

Adivina quién tiene mejor vida sexual… Los solteros o los casados (Excelente)

Solteros o Casados… ¿Quién tiene la mejor vida sexual? Empezando porque todos los hombres somos muy sexuales y simplemente el sexo es algo que nos gusta y relaja,  los solteros pueden presumir que tienen más sexo que un casado, sin embargo los casados tienen el sexo asegurado (a menos de que su pareja este enojada o indispuesta no habrá sexo) Por el contrario los solteros lo tienen que buscar.

No obstante los solteros no tienen ninguna restricción y el amor de una noche puede estar alcance de un simple “hola” obviamente no todo es tan simple, y el hecho de que tengas y tengas muchas parejas sexuales, y que prácticamente tengas sexo los siete días de la semana no indica que tengas la mejor vida sexual.

En este sentido la revista GQ hace un comparativo entre solteros y casados para saber quiénes tienen la mejor vida sexual, para saber quiénes son los tigres de la alcoba.





Soltero

Tienen más testosterona. Está demostrado científicamente que el soltero posee unos niveles de testosterona mucho más altos que los del casado. La culpa es de la naturaleza, que ha dotado a estos cazadores natos de una alta potencia sexual. Mientras tanto, los casados ven como sus hormonas son ahogadas por broncas, rutinas y facturas. En cualquier caso, siempre hay excepciones.

Duermen mejor. Lo dice un estudio de la Universidad de Viena. Los solteros duermen más y mejor, pues no tienen que aguantar a una persona al lado que resopla, rechina los dientes, habla en sueños, expulsa ventosidades y ronca como un demonio. Detalles que, además, afectan muy negativamente a la libido. A pesar de esto, muchos solteros se sienten solos y duermen abrazados a un osito de peluche.

Lo hacen con muchas chicas. Se supone que el soltero tiene a todas las chicas que quiere a su disposición. Sin embargo, estas chicas no siempre están por la labor: que si “tengo novio”, que si “me tengo que ir”, que si “otro día”… Es entonces cuando el soltero maldice su suerte, envidia a su primo casado y desea a la mujer del vecino disponible siempre.

Cosechan mejores orgasmos. Acostumbrados a largos y penosos periodos de abstinencia forzosa, cuando al fin logran un encuentro, los solteros lo dan todo y disfrutan más. Eso, si juegan limpio. Porque no son pocos los que hacen trampas y recurren al sexo pagado casi con tanta frecuencia como los casados.

No sufren de celos. Que si la han mirado, que si tiene amigos, que si ha salido con las amigas… Los celos son un calvario que el soltero no conoce. Él está enamorado de todas las mujeres del mundo, pero las disfruta sin apegos, sin dramas, sin nada. ¿Verdad? Sí… hasta que le pone un WhatsApp a Fulanita y pasan las horas y no contesta. Y lo mismo Menganita. Y lo mismo Zutanita. ¿Qué diablos estarán haciendo?

Casados

Siempre tienen a una mujer en la cama. Esto es una maravilla… mientras dura la pasión. Con los años, la maravilla se convierte en una pesadilla que puede resumirse con este viejo chiste: “¿Por qué el soltero está siempre delgado y el casado gordo? Porque el soltero al llegar a casa, abre la nevera y dice: “Siempre lo mismo” y se va a la cama. Mientras que el casado, se va a la cama y dice: “Siempre lo mismo”. Y abre la nevera”.

Ligan más. Las mujeres poseen un instinto animal, una atracción diabólica que las hace desear con locura a los hombres casados. Hasta aquí, todo perfecto: has vuelto a ligar. El problema es que ellas también tienen un instinto animal, un olfato prodigioso, una intuición diabólica para detectar la infidelidad. Así que, al volver a casa, tu esposa te soltará un demoledor: “¿de dónde vienes?”. Y más te vale tener una buena coartada.

Las casadas lo hacen mejor. Dice un reciente estudio realizado en los Estados Unidos que las mujeres casadas tienen más facilidad para excitarse, llegan más rápidamente al orgasmo y practican más sexo oral que las solteras. En definitiva: son más viciosas. Lo que el estudio no dice es si todas estas cosas las hacen con sus maridos o con otros señores (casados o solteros).

Pueden hacer intercambio de parejas. No hay nada más morboso que salir con otra pareja a cenar y acabar en una cama redonda. O sumergirse en un club swinger. Lástima que, en la mayoría de los casos, las novias y esposas se nieguen a hacerlo. Eso, si no te sueltan un cachetadon que te voltee la cara antes de que acabes de pronunciar la palabra “swinger”.