Sudáfrica se preparaba este lunes para lo peor al conocer que Nelson Mandela, hospitalizado desde hace 17 días, seguía en “estado crítico” y se encontraba rodeado por su familia, mientras periodistas procedentes de todo el mundo comenzaban a llegar a Pretoria.
“El ex presidente Mandela sigue en estado crítico en el hospital. Los médicos hacen todo lo posible para garantizarle bienestar y confort”, dijo el presidente sudafricano, Jacob Zuma, a la prensa extranjera en Johannesburgo.
“Fui al hospital anoche”, dijo Zuma.
“Mandela ya dormía, lo vimos y luego conversamos un poco con los médicos y con su esposa, Graça Machel”, agregó el presidente.
“No estoy en condiciones de darles más detalles, no soy médico”, agregó Zuma en una conferencia prevista desde hacía tiempo para evocar las elecciones de 2014.
Por su parte, la hija mayor del líder sudafricano, Makaziwe, formuló un llamado para que se respete la intimidad de la familia y que a ‘Madiba’ se le permita enfrentar el momento de su muerte en paz.
“Dennos el espacio para estar con nuestro padre. Casi nunca lo hemos tenido en la mayor parte de nuestras vidas. Este es un momento especial y sagrado para todos nosotros, y yo francamente espero que el mundo de un paso atrás y nos permita estar solos con nuestro padre”, dijo.
“Ya sea que se trate de los últimos momentos para que estemos con nuestro padre, o ya sea que aún haya algo más de tiempo, pienso que deben dejarlo en paz”, añadió.
Con relación al estado de su padre, Makaziwe dijo que “él ha dado mucho a todos, creo que él está en paz. Rezo apenas para que su transición (al mundo espiritual) sea suave”.
Mandela, icono de la lucha contra el apartheid y primer presidente negro de Sudáfrica, en 1994, cumplirá 95 años el 18 de julio. Ha sido ingresado cuatro veces desde diciembre, la mayoría de ellas por infecciones pulmonares que sufre desde hace años.
La ministra de Defensa, Nosiviwe Mapasi-Nqakula, también encargada de la salud de los ex presidentes, acudió el lunes por la mañana al Mediclinic Heart Hospital de Pretoria, donde está ingresado Mandela.
Ante el hospital, numerosas personas se acercaban para depositar mensajes, globos y flores.
En Soweto, la famosa localidad cercana a Johannesburgo donde vivía Mandela antes de ser encarcelado, la vida seguía su curso y los habitantes parecían resignados a perder a su héroe.
“Llegará un momento en que ninguna asistencia médica funcione. Tenemos que enfrentarnos hoy a esta triste realidad”, aseguraba James Nhlapo, un dependiente.
Visita de Obama prevista el fin de semana
En Washington, la Casa Blanca declaró el domingo que tiene “pensamientos y oraciones” para Nelson Mandela, su familia y su pueblo, en momentos en que se espera la llegada del presidente Barack Obama a Sudáfrica el viernes.
El presidente Zuma aseguró este lunes por la mañana que la visita de Obama se mantiene como estaba previsto.
Hasta el domingo por la noche, las noticias sobre la salud de Mandela procedentes de la presidencia y de la familia eran tranquilizadoras y los rumores hacían alusión a su salida del hospital.
Tras una semana de silencio, la presidencia sudafricana había indicado el sábado que Mandela estaba “en estado grave, pero estable”, después de que la televisión estadounidense CBS informara de que la situación era sin duda más grave de que lo que daban a entender los pocos comunicados oficiales.
Las últimas noticias dadas por Zuma, que se remontaban al 16 de junio, se hacían eco de una “evolución” de su estado.
Pero según CBS, que repite que tuvo que ser “resucitado” a su llegada al hospital, su hígado y sus riñones sólo funcionan al 50%, Mandela “no responde” y “no ha abierto los ojos durante días”.
Las últimas imágenes emitidas de Mandela se remontan a finales de abril, durante una visita de responsables del ANC a su domicilio, y lo mostraban totalmente ausente.
Los problemas pulmonares que arrastra desde hace años están probablemente relacionados con las secuelas de una tuberculosis desarrollada durante su estancia en la isla-cárcel de Robben Island, junto a Ciudad del Cabo, donde estuvo 18 de los 27 años de detención en las cárceles del régimen racista del apartheid.
Liberado en 1990, Mandela fue entre 1994 y 1999 el primer presidente negro de su país, un dirigente de consenso que supo ganarse el corazón de la minoría blanca, cuya opresión había combatido.
En 1993 recibió el premio Nobel de la Paz por su papel en la instauración de una democracia multirracial en Sudáfrica.
Retirado de la vida política, apareció en público por última vez durante la final del Mundial de fútbol, en julio de 2010 en Johannesburgo.
AFP