Contra todo lo que se ha creído hasta hoy, el ser humano es promiscuo por naturaleza y esa cualidad le viene desde los antepasados, según autores del libro “Sex at Dawn”.
Una importante teoría sobre la evolución sexual del ser humano fue presentada hace algunos días por el psicólogo Christopher Ryan, autor del libro “Sex at Dawn”. El autor señala que, contra todo lo que se ha creído hasta hoy, el ser humano es promiscuo por naturaleza y esa cualidad le viene desde los antepasados. “Cuando hablamos de promiscuidad, nos referimos a la mezcla y al intercambio que realizaban”, señaló.
En una de las famosas charlas TED Talk en EE.UU., el escritor explicó varios puntos de su libro realizado en compañía de su esposa Cacilda Jethá y publicado en 2010.
Según Ryan, la evolución demuestra que, desde sus inicios, el cuerpo del hombre está diseñado para una gran actividad sexual y reproductiva, lo cual se hace evidente cuando se mira la proporción testicular. El semen también cumple su rol, ya que su cantidad y fuerza al salir del pene infiere que el fin no es sólo la concepción, sino que ser el semen más fuerte y abundante y así ganar el óvulo a otros tipos de semen que estén en el interior, lo que sugiere que la hembra en nuestros antepasados primates tenía relaciones con otros machos.
Estas características, a juicio de los investigadores, persisten hasta hoy, aunque la mayoría de las sociedades cree ciegamente en la monogamia.
Un punto importante fue la desmitificación de que el sexo es menos importante para la mujer. Ryan señala que la capacidad que tiene de acumular orgasmos es una clara señal de que busca la repetición del apareamiento, el cual probablemente tendrá que realizarse con un macho que no la haya eyaculado en los últimos minutos.
Los autores cuentan que la poligamia se daba de manera más natural en nuestros antepasados, pues esto eran nómades y no habían descubierto la agricultura. Los hombres eran cazadores y las mujeres recolectoras, ambos trabajaban por una tribu en común y no había apropiamientos de una pareja única, pues todo se compartía. Al surgir la agricultura los roles dejaron de ser tan igualitarios, la mujer se estableció para cuidar a los hijos, la casa, los alimentos y el refugio pasaron a tener más valor, ya no había una comunidad tan unida, sino familias, entre ellas había intereses de acumulamiento, estar mejor que el otro, más seguro y el sexo también se volvió más egoísta.