Alejandra Zuazua fue víctima el domingo pasado de la inseguridad que también aqueja a los centros comerciales. Mientras cenaba con su familia en el C. C. Líder le hurtaron la cartera y luego usaron sus tarjetas en varios establecimientos del lugar.
Ese es uno de los 57 delitos que se cometen mensualmente en los centros comerciales de los municipios El Hatillo, Baruta, Chacao, Sucre y Libertador, según estadísticas policiales. La mayoría de estos hechos fueron perpetrados con armas de fuego.
“No tenemos recursos físicos ni humanos para controlar el ingreso de armas en las instalaciones”, dijo Enrique Escalante, asesor de seguridad de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales.
Añadió que ese factor, aunado con la circulación de armas en manos de civiles, permite que los robos en tiendas y vehículos aparcados en los mall, así como los arrebatones a clientes desprevenidos persistan en estos establecimientos.
Prueba de esto fue el asalto perpetrado contra una mujer en el Unicentro El Marqués, en el que un joven de 15 años de edad utilizó un revólver calibre .38 para someterla el 30 de mayo. Dos semanas antes, en el municipio Chacao, se registró un robo a mano armada en una zapatería del Sambil, donde los delincuentes cargaron con 23.000 bolívares. En marzo dos hombres con pistolas y una granada sorprendieron a los vendedores de la joyería Eurogol, en el Centro Comercial Galerías Los Naranjos. Los ladrones se llevaron 20 relojes del establecimiento.
Isaac Benhamou Levy, gerente de seguridad del Sambil, afirma que desde 2012 los robos a mano armada a joyerías se han incrementado.
“Las joyerías son atractivas porque tienen poca afluencia de personas y usando armas sustraen piezas de alto valor en pocos minutos”, expresó.
Las farmacias, automercados, zapaterías y tiendas de ropa son blanco codiciado de los delincuentes que frecuentan los malls del municipio Libertador. “Distraen al vendedor, mientras que otro mete mercancía en una bolsa. Uno mismo tiene que enfrentarlos con miedo a que tengan un arma, porque los vigilantes no llegan a tiempo”, dijo Luis Véliz, encargado de un comercio de ropa en Galerías Ávila.
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