Plantada en la puerta de su casa, en un modesto barrio de Caracas, Iliancel hacía sonar con frenesí una vieja olla en rechazo al resultado de la elección en Venezuela.
Es la guerra sonora que vive el país, luego de que el opositor Henrique Capriles, que perdió por escaso margen los comicios, llamó al “cacerolazo” y, en respuesta, Maduro pidió a sus simpatizantes un “cohetazo” a la misma hora.
“Me uno al cacerolazo porque el que no lucha no gana y yo quiero una mejor Venezuela para mis hijos y sé que (Capriles) lo puede hacer”, dice a la AFP Iliancel García, mientras se suma al intenso ruido de cacerolas en el barrio La Pastora, en el municipio Libertador, principalmente oficialista.
El candidato Herique Capriles convocó esta semana a los cacerolazos, y en especialmente el viernes, cuando Maduro sea juramentado como presidente.
AFP
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