El arzobispo alemán Georg Gänswein, hombre de confianza de Benedicto XVI durante sus ocho años de pontificado, participará el martes en la ceremonia que marca el inicio del cónclave que elegirá al nuevo papa.
Georg acompañó al papa alemán a Castelgandolfo cuando dejó el trono de Pedro el 28 de febrero, pero en su calidad de prefecto de la Casa Pontificia tiene asignado un papel en la ritual entrada del cónclave a la capilla Paulina, donde está prevista la primera oración de los 115 cardenales electores.
“Estará presente en la ceremonia del inicio del cónclave y si es su voluntad va a asistir a la procesión” hasta la Capilla Sixtina, dijo este lunes el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, a los periodistas.
Sin embargo, el rubio arzobispo alemán de 56 años no entrará en la Capilla, donde sólo los cardenales participarán en la elección del nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica.
Si tener dos papas a la vez -uno en funciones y otro emérito- no tiene precedentes en la historia moderna de la Iglesia, la situación de Georg, que será de hecho vínculo entre ambos, provoca cierto desconcierto.
Pero los expertos coinciden en que este doble e inédito papel, como secretario personal de un papa y encargado de la logística del siguiente, debería ser únicamente provisional y durar lo que el nuevo papa tarde en nombrar a un reemplazante.
“No creo que se traslade al Vaticano, creo que espera la indicación del nuevo papa”, explicó Lombardi a los periodistas que le interrogaban sobre lo que ocurriría cuando el cónclave haya elegido al sucesor de Benedicto XVI.
La Casa Pontificia, que no tiene influencia en las decisiones de la Iglesia católica, organiza la agenda papal, fija las audiencias solemnes y privadas, dispone las ceremonias -excepto la parte estrictamente litúrgica- y coordina los preparativos de los viajes del pontífice.
El apuesto Georg, al que la revista Vanity Fair apodó el “George Clooney de San Pedro”, será recordado como el hombre que desenmascaró al mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, por haber filtrado a la prensa documentos confidenciales, el llamado escándalo Vatileaks. AFP