Decenas de armas de fuego de diferentes calibres y centenares de municiones, incluso de la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989, fueron entregadas el jueves a las autoridades a cambio de bonos de alimentos y medicinas en una localidad al oeste de la capital agobiada por la criminalidad.
Mujeres y hombres llegaron calladamente a un punto instalado por la Gobernación de Panamá al lado de un supermercado en Arraiján, a 30 kilómetros al oeste, y entregaron las armas a miembros de la Policía Nacional en un plan que se realiza desde hace varios años en los puntos más afectados por la inseguridad en la zona metropolitana y que en las últimas versiones incluyó el intercambio de medicamentos.
“La policía ha considerado, de acuerdo con sus datos estadísticos, que el programa incide positivamente en cuanto a la disminución de la delincuencia”, dijo a The Associated Press el secretario de la Gobernación de Panamá, Roberto Tejeira.
Una mujer que se identificó sólo como Margarita, de 60 años, aseguró que intercambió un revolver viejo que su familia adquirió tras la invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989 que expulsó al régimen del dictador Manuel Noriega y que son parte de las numerosas armas que quedaron en las calles después de esa acción militar.
“El revolver ya estaba algo viejo, pero me dieron un bono por 75 dólares”, manifestó la mujer. “Nosotros lo teníamos para defendernos, pero hay muchas armas en las calles que se utilizan para robar y matar”, agregó.
A los que participaron en el intercambio no se les preguntaba su identidad ni se les cuestionaba el origen de las armas, que posteriormente serán destruidas.
Esta es la segunda vez que se realiza el programa en Arraiján, uno de los poblados del oeste capitalino donde se han incrementado los índices de violencia y criminalidad por parte de pandillas y narcotraficantes en los últimos años.
Las autoridades afirman que en esta zona se entrenan grupos de sicarios al servicio de los narcos.
De acuerdo con Tejeira, unas 1.500 armas y más de 110.000 municiones han sido destruidas desde que se implementó este programa hace diez años y que fue bautizado originalmente como “Sí a la paz, no a las armas”.
Después de Honduras, El Salvador y Guatemala, Panamá es el país con la mayor tasa de homicidios por habitante en Centroamérica –18 por cada 100.000–, según las autoridades de seguridad. AP