El Coordinador de la Comisión de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Mesa de la Unidad, arquitecto, Marcos Negrón, fijó posición ante el fraude que ha representado para la nación, la Misión Vivienda.
Redacción/ Prensa Unidad Venezuela
“Más allá de la falta de transparencia de la Misión y la manipulación mediática que procura hacer ver que se construyen más viviendas de las que en efecto se levantan, hay evidencias de graves fallas proyectuales y constructivas que pueden llegar incluso a poner en peligro la vida de las familias beneficiadas”, indicó Negrón.
El representante de la Unidad en materia de desarrollo y vivienda, entiende que aquellas personas que han perdido su vivienda y que durante meses -e incluso años- han vivido hacinadas en refugios improvisados, no manifiesten reparos sino el mayor de los agradecimientos cuando se les asigna un apartamento nuevo y parcialmente equipado. Es probable que no le den demasiada importancia a dónde está localizado ni analicen la calidad de la obra. “Lo cierto, es que esas construcciones arrastran problemas imperceptibles para el ciudadano común y otros vicios ocultos, que sólo se harán evidentes en el mediano plazo o en circunstancias específicas como un sismo”, manifestó.
Negrón hizo referencia a las declaraciones falaces que se vio obligado el Ministro Sesto, el pasado diciembre, ante la inminente evidencia de las fallas constructivas de esta misión, “según él, el déficit era consecuencia de una mayor demanda de viviendas, puesto que de 40 mil viviendas construidas en el pasado, ‘a las 150 mil de ahora’, era inevitable que escaseara la mano de obra calificada”.
El arquitecto explica cómo el argumento incurre en dos falacias, “la primera es que esas 40 mil del pasado corresponden a los primeros 12 años (1999-2010) del gobierno ‘revolucionario’, que en promedio apenas levantó poco más de esa cantidad en cada uno de dichos años, 20 mil menos que el promedio anual de la última década (1989-1998) de los gobiernos de la república civil; 12 años en los cuales tampoco se preocuparon de entrenar la mano de obra necesaria para el ‘gran salto’ del 2011. La segunda es que la cifra de 150 mil viviendas en un año es falsa: según el ministro Ramírez, en 2011 el gobierno habría producido 56.563 viviendas y el sector privado 43.823; las 150 mil (146.718 para ser exactos) las redondeaba con 46.332 (31,6% del total) soluciones habitacionales supuestamente producidas por un ente impreciso, difícil de auditar, que llamó ‘el poder popular’ y que evidentemente no es otra cosa que la tradicional informalidad. Es significativo que para el 2012, siempre según el ministro, la incidencia de esta haya crecido en términos absolutos y relativos (89.053 soluciones habitacionales, 45% del total) mientras que la producción del gobierno se mantuvo esencialmente invariada (58.589 unidades) y la privada registró un incremento apenas modesto (52.438); para el 2013, según el ministro de la Vivienda, esperan que el ‘poder popular’ llegue a construir el 61% de las soluciones habitacionales”.
“El daño no termina allí”, -dice Negrón- “en materia urbanística hay que anotar la descarada violación de las ordenanzas municipales, que se traducirá en problemas para los mismos beneficiarios y sus vecinos, pero también la perturbación del ordenamiento territorial por la localización caprichosa de muchos de esos desarrollos y el evidente incumplimiento de las normas de servicios infraestructurales y equipamiento urbano; en esta materia todas nuestras ciudades presentan importantes déficits, agudizados después de 14 años de indiferencia hacia ellas y que ahora se harán más críticos”.
Como último punto, pero no menos importante, el representante de la Comisión de Vivienda exhortó al gobierno a exigir las averiguaciones correspondientes y explique el caso del cheque que portaba un ciudadano iraní relacionado a la misión vivienda, “la Misión Vivienda es uno de los programas más opacos de la revolución”, finalizó.