El inglés David Beckham, que se ha unido al París Saint-Germain francés hasta junio, es más allá de su labor futbolística una marca comercial, una máquina publicitaria desde hace años, sustentada por su privilegiado físico y el eterno ‘glamour’ que acompaña su figura pública.
A sus 37 años, el ‘Spice Boy’ sigue sorprendiendo periódicamente al mundo con sus anuncios de ropa interior, sus cortes de pelo y su halo de ‘pop star’, que le hace ser conocido en todo el planeta.
Según un estudio de la revista Expansion en diciembre de 2011, su fortuna está estimada en 200 millones de euros, gracias especialmente a los productos derivados de su presencia mediática: durante sus cuatro años en el Real Madrid, se vendió un millón de camisetas con su nombre, principalmente en Asia.
El menor de sus gestos es analizado e imitado. Sus múltiples tatuajes -el rostro de su esposa Victoria en un brazo, también los nombres de sus hijos Romeo, Brooklyn, Cruz y Harper, entre otros- son exhibidos habitualmente en la prensa de sociedad e incluso una película le cita en el título: la británica “Bend It Like Beckham” (2002), de Gurinder Chadha, con Keira Knightley.
Nacido en 1975 en Leytonstone, en el este de Londres, podría haberse quedado en el Tottenham, su primer club, pero a los 14 años fichó por el Manchester United y su vida cambió para siempre.
Su primer partido profesional con los ‘Red Devils’ fue cuando tenía 17 años, contra el Brighton, en 1992. El primero como titular, en 1995 ante el Leeds. Ya ese día consiguió el primer gol y puso en marcha su leyenda.
Ocho años y 84 goles más tarde, en 2003, ‘Becks’ dejó el Manchester United. El divorcio se consumó con su mentor, el técnico escocés Alex Ferguson.
En el club de Old Trafford vivió sus mejores días, con seis títulos de la Premier League y un 1999 inolvidable, donde conquistó la Liga de Campeones europea y la Copa Intercontinental.
“Nunca había causado problemas hasta que se casó (…) El fútbol es sólo una pequeña parte de su vida”, llegó a afirmar Ferguson en 2007, aludiendo al matrimonio de David con Victoria Adams, una estrella del ‘pop’ desde el éxito internacional del grupo musical británico Spice Girls.
Fichó entonces por el Real Madrid de los ‘Galácticos’, cambiando el número 7 de la camiseta del United por el 23, en homenaje a la estrella del básquetbol estadounidense Michael Jordan.
En Madrid vivió también su doble vida de futbolista/estrella de la publicidad, pero el balance deportivo fue pobre, con sólo una Liga española como título destacado.
En 2007 probó suerte con el ‘sueño americano’, buscando el sol y el ‘glamour’ de la vida californiana al unirse a Los Angeles Galaxy, donde estuvo hasta el pasado mes de noviembre. La cosecha deportiva, dos títulos de la Major League Soccer (MLS), el campeonato estadounidense.
En esos años con contrato con los Galaxy pasó dos breves temporadas cedido en el AC Milan italiano, coincidiendo con el parón de la MLS.
Ahora este trotamundos recala en París, en el París Saint-Germain de los petrodólares de Catar, aunque en principio su esposa Victoria y sus hijos residirán en Londres.
AFP