La moda deportiva entra con fuerza en los roperos y lleva a los gimnasios nuevas tendencias de un sector que se reinventa con el desarrollo de fibras sintéticas que combinan diseño y tecnología, como ha quedado patente en la feria Colombiatex 2013.
Irene Urango/EFE
El concepto “Sportive”, una categoría independiente que fusiona el lenguaje de la ropa deportiva y ajustada y viste textiles sintéticos dedicados a mejorar la calidad del ejercicio físico, es uno de los ejemplos de este creciente interés por la moda deportiva entre las prendas informales del día a día.
Esta industria ha invertido en “grandes investigaciones” para encontrar nuevos tejidos “repelentes al agua, antitranspirables, antibacteriales”, y eso ha calado en el vestuario informal conectando dos universos en los que el confort juega un papel fundamental”, dijo a Efe la directora de Moda del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda), Martha Cálad.
Apuntó que para la próxima temporada primavera/verano 2013-2014 se desarrollará un lenguaje “casual” que interactuará con el desarrollo tecnológico de la moda deportiva a través de “chaquetas con capucha, bolsillos canguro o pantalones sudadera”.
“Marcas de deporte reconocidas han llegado a contratar diseñadores de renombre para que les desarrollen prendas que se puedan usar en cualquier ocasión, pero que estén conectadas con ese mundo deportivo. Esto definitivamente demuestra hacia donde va la moda”, añadió.
La combinación entre moda deportiva y tecnología ha llevado a la creación de nuevas fibras sintéticas como el supplex, la emana o el tencel capaces de producir, según sus fabricantes, nuevos efectos sobre el cuerpo que complementan el ejercicio físico y logran la reducción de la celulitis o el rejuvenecimiento celular.
Según el director comercial de la empresa colombiana Balalaika, Álvaro Zulueta, dedicada a la fabricación de este tipo de tejidos, la emana es una composición de fibras sintéticas y biocristales incrustados capaz de reaccionar con el calor del cuerpo y desprender rayos infrarojos que activan la microcirculación y reducen imperfecciones en la piel, como la celulitis.
El tencel, una celulosa tratada químicamente, mantiene la humedad de la piel y ayuda a su firmeza y elasticidad, a la vez que retarda el envejecimiento con la oxigenación constante de las células cutáneas.
El supplex es otra de estas composiciones de nylon y fibras sintéticas, de tacto similar al algodón pero altamente transpirable que facilita el secado del sudor y su evaporación, además de un ajuste total a la piel que ayuda al movimiento.
Zulueta destacó la importancia de desarrollar estas nuevas técnicas textiles que “añaden valor al producto final” y consiguen “desmarcarse de todo lo que hace la industria asiática”, que reconoce como fuerte competidora
“Estos son productos de una era, la de los hidrocarburos. Esas fibras son el producto de la explotación petrolífera y del desarrollo de fibras acrílicas que, en ventaja respecto al algodón, son más resistentes, su tacto más suave y más fáciles de manipular”, explicó Zulueta.
A pesar de elevar los costos de producción, en algunos casos hasta duplicar el precio del algodón, Zulueta remarcó que el cliente está dispuesto a pagar más por la calidad y la innovación.
Ante las dudas sobre sus efectos reales, la directora de mercadotecnia del grupo belga Solvay, Elisabeth Haidar, que provee los filamentos con los que Balalaika desarrolla el tejido, defendió que han pasado estrictos controles de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria brasileña (ANVISA), país donde se fabrican.EFE