La Tate Modern de Londres atrajo un total de 5,3 millones de visitantes en 2012, un récord sin precedentes desde su apertura en el año 2000 y que supone un alza de 9,5% con respecto al año anterior, según datos divulgados por el propio museo.
Este “año excepcional”, como lo definió el subdirector de la red de galerías Tate, Alex Beard, fue propiciado principalmente por la primera gran retrospectiva del ‘enfant terrible’ del arte británico Damien Hirst y la inauguración de los “Tanks”, los antiguos depósitos de combustible de la central eléctrica reconvertida en el museo de arte moderno a orillas del Támesis.
La entrada a la Tate, el museo de arte contemporáneo más visitado del mundo, es gratuita para la colección permanente, pero las exposiciones temporales son generalmente de pago.
La de Hirst, con sus tiburones en formol y su calavera de diamantes, fue vista por un total de 463.000 personas entre abril y septiembre.
Concebida inicialmente para dos millones de visitantes anuales, la Tate Modern está actualmente inmersa en un proceso de extensión que duplicará con creces su espacio de exhibición.
Por su parte la Tate Britain, la segunda de las cuatro galerías de la red, que posee una importante colección de arte británico, registró una afluencia de 1,53 millones de personas, un 4,3% más que en 2011.